Que sí, que lo sabemos, que tu abuela es muy buena cocinera,
que cuando tienes frente a las narices un guiso de ella hundes la cuchara como
si no hubiera un mañana. Y es digno de elogio que, sabiendo que la felicidad de
esa buena mujer aumenta exponencialmente con cada cucharada, te dejes cebar
hasta que se te infla tanto el estómago que acaba amenazando con salirse por el
ombligo. Ahora bien, ¿qué me dices de su
tarta de flan con galletas cada cumpleaños? Está rica, no seré yo quien diga lo
contrario y no negaré que de buena gana cataría en este momento una de esas
pero, ¿no crees que es hora de modernizar un poquito a la abuela?
La tarta de la abuela: galleta, flan, galleta, flan,
rematado con una generosa capa de chocolate. Es una buena idea, es una tarta
fácil con ingredientes sencillos que a todos nos gustan. Sin embargo, hoy yo te
voy a proponer, siguiendo el mismo esquema, hacer una tarta de galletas en la
que, en vez de con flan, vamos a intercalar las capas de galleta con una crema
de cacao. No te hablo de hacer un flan de chocolate ni preparar un chocolate
caliente algo espeso. Recuerda que pretendemos modernizar a tu abuela y todo
eso ella lo tiene ya muy dominado.
Los ingredientes
que necesitas para esta tarta de galletas con crema de cacao o, si lo
prefieres, “la tarta de la abuela moderna”, son cuatro paquetes de galletas
(tipo María o similar), 250 gr. de mantequilla sin sal, seis cucharadas de
azúcar, 400 ml. de leche condensada, cinco cucharadas de cacao en polvo, leche
y whisky. Y para la cobertura: 100 ml. de nata líquida y 100 gr. de chocolate
de cobertura.
Para elaborar la
crema de cacao, vierte en un recipiente la mantequilla (que habrá de estar
a temperatura ambiente), el azúcar y la leche condensada y remueve hasta que no
queden grumos. Tendrás que remover insistentemente durante un rato, por la
consistencia de la mantequilla, pero ni se te ocurra querer aligerar el proceso
derritiendo la mantequilla previamente. Conozco todas las “geniales ideas” de
los cocinillas impacientes, que tire la primera piedra quien no ha tenido una
de esas mientras cocinaba y luego el resultado de su creación se ha parecido a
la receta que pretendía emular lo mismo que un huevo a una castaña. En este
caso, si hicieras eso, en vez de una crema obtendrías un suero mantecoso.
¡Menuda cara se le iba a quedar a tu abuela cuando probara semejante versión de
su tarta! Si no quieres abochornarla, hazme caso: ten un poco de paciencia.
Cuando esté todo integrado añade el cacao en polvo (te aconsejo que sea
instantáneo para que se disuelva mejor).
La elaboración de la
tarta ya te la sabes: consiste en ir alternando tandas de galletas y crema.
La única variante que vamos a introducir en el proceso es que las galletas han
de ir mojadas previamente en leche tibia con un chorrito de whisky. Tampoco te
pases y las empapes demasiado o, cuando la galleta empiece a soltar el sobrante
de leche, tendrás una tarta flotante.
Finalmente, para cubrir la tarta, vamos a hacer una ganache de chocolate. De seguro has
oído más de una vez este término. Suena a algo muy profesional aunque, en
realidad, no es más que la típica mezcla de chocolate y nata que se hace
calentando ambos a fuego medio. La ganache tradicional utiliza los mismos
gramos de chocolate que mililitros de nata. En este caso, vamos a utilizar 100
gramos de chocolate y 100 mililitros de nata. Yo he escogido chocolate de
cobertura pero puedes usar otro chocolate, si lo prefieres. La ganache se usa
en repostería tanto para relleno como para cobertura de pasteles. Se puede
aromatizar y cambiar la proporción de nata y chocolate. Por darte una idea, si
quisieras usarla para rellenar un bizcocho, por ejemplo, podrías aumentar la
proporción de nata y agregarle esencia de vainilla o cualquier otro aroma que
te guste.
Para nuestra tarta, vamos a esperar a que la ganache esté
templada y vamos a cubrirla con ella ayudándonos de una espátula.
Una vez la tengas hecha y la hayas dejado enfriar en la
nevera, te voy a pedir que hagas lo que probablemente te va a resultar más
difícil de todo el proceso: resistir la tentación de volcarle un puñado de
lacasitos o fideos de colores.
Ya que estamos versionando un clásico, haz tú también algo y
juega un poco con tu imaginación.
Lo bueno de esta tarta es que la crema de cacao no es tan
líquida como el flan y no tienes por qué hacerla en el típico recipiente para horno
de esos que, cuando te lo traen a la mesa, pareciera que te van a servir lasaña
de merienda.
Te aconsejo hacerla sobre una bandeja y jugar con la altura
y el tamaño según prefieras. Si utilizas galletas cuadradas te resultará más
fácil.
En la fotografía te muestro una porción de tarta decorada
para que te sirva de inspiración. Partía de la idea de hacer una decoración con
un aspecto muy casero pues al fin y al cabo estamos modernizando una tarta de
la abuela, no una tarta de Paco Torreblanca. Yo he decidido aprovechar que
estamos en temporada para decorar los laterales con unas rodajas de fresas (no
hagas esta parte de la decoración hasta que la vayas a servir). Luego, he
agregado unas lascas de chocolate blanco por encima. Se me ocurre, incluso, que
también quedaría muy vistosa la versión inversa, es decir, hacer una ganache de
chocolate blanco y decorarla con lascas de chocolate negro.
Las posibilidades son muchas. Sed creativos porque a estas
alturas de la vida vuestra abuela no es de las que se deja sorprender
fácilmente.
*Publicada en la sección de Gastronomía de LA VOZ DE HOY
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