Como estaba muerto, cogió la cartera y las llaves y salió de
casa.
Fuera corría una brisa fresca que le atravesó las costillas y
los pulmones, que no tenía, se le encharcaron de oxígeno.
Caminó por calles desconocidas de las que sólo recordaba el
nombre. Se cruzó con gente que se parecía a otra gente de la que había leído.
Mientras el sol le laceraba unas pupilas desacostumbradas, se
detuvo a observar edificios de cartón piedra. Entró en uno en el que vendían
libros y compró varios.
Desanduvo sus pasos para volver a casa. Una vez allí, se
sentó en un sofá de muelles vencidos por los años, abrió un libro y resucitó.
* Publicado en "400 palabras, una ficción". RELATOS SELECCIONADOS DEL I CONCURSO DE MICRORRELATOS LETRADEPALO. Editorial Letradepalo. 2013.
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