El concepto de infierno varía mucho según las diferentes religiones y culturas
pero para mí, el infierno, es una fuente de calor (horno, hornilla, freidora…)
en una cocina andaluza en los meses de verano.
Por muy cocinillas que uno sea, eso es inhumano.
Por eso, como ya te he venido adelantando en anteriores
entregas, estoy intentando que las recetas que te voy proponiendo en estos meses sean más rápidas y sencillas de
hacer, aún si cabe, que las que te he traído hasta el momento y, a ser posible,
que no requieran mucha cocción. No quiero que tengas ninguna excusa para no
meterte en la cocina y atreverte a hacerlas. Eso sí, para el otoño ya te estoy
empezando a preparar un buen abanico de recetas que te volverán a meter en los
fogones pero con las que, a cambio, te vas a deleitar. No obstante, por ahora
hace bochorno para tales aventuras cocineras.
Hablemos un poco de la historia de este esponjoso manjar, que ya hace algunas entregas que no te ilustro con curiosidades gastronómicas y
eso no está bien.
Para remontarnos al origen de este postre tenemos que irnos
al país vecino, Francia pues en francés la palabra mousse significa espuma.
Como suele pasar cuando rastreas la historia de un plato,
existen varias versiones sobre quién fue
el inventor de la mousse. Hay quienes fechan la invención de la mousse en el
siglo XVIII de la mano de un cocinero francés, Menon, y quienes lo datan un siglo después y como obra del pintor
francés pintor Toulouse Lautrec.
Más allá de sus orígenes, lo que sabemos a ciencia cierta es
que la mousse debe ser un postre suave y espumoso y que podemos hacerlo a base
de clara de huevo montada a punto de nieve o nata montada.
Es muy popular la mousse de chocolate, aunque yo hoy he
preferido optar por la versión de limón porque es más digestiva y refrescante
lo cual es ideal para esta época del año.
Al igual que en otras
ocasiones, te propongo que si quieres ser creativo, cambies el limón por
el zumo de cualquier otra fruta, por
ejemplo dos frutas muy típicas de esta temporada: el melón o la sandía son dos
excelentes opciones para hacer una mousse menos convencional.
La mousse de limón es una de esas recetas que requieren tan
poco tiempo que puede sacarte de un apuro en cualquier imprevisto.
Los ingredientes que necesitas son 500 ml. de nata para
montar, 50 gr, de azúcar, un yogur de limón y el jugo de 3 limones.
Y la elaboración es fácil de intuir. Monta la nata junto con
el azúcar. Luego, agrega con movimientos envolventes el jugo de los tres
limones y el yogur. Y ya está. Mételo en el frigorífico y en cuanto esté frío,
¡disfrútalo!
Un último consejo: yo suelo acompañarlo con algún barquillo
de chocolate, o lascas de chocolate, o cualquier cosa de chocolate que me pille
a mano porque combina muy bien y ya puestos a darnos un capricho…
¿Ves? Un postre fácil, rápido y muy fresquito. No todo va a
ser helados este verano…
*Receta publicada en la sección de Gastronomía de La Voz de Hoy
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