Soy una puta creativa y menudo disgusto se llevaría mi madre
si se enterara. Además, escribo.
Y es que no importa lo hermosas que sean mis palabras, pues
hoy por hoy no hay quién las lea si no las amorcillo con indumentarias
cantosas, les añado complementos o cualquier tipo de fluorescencia para que llamen
la atención y las amaestro como a rameras para que, cuando vean la luz, se
contoneen sin decoro a cada golpe de lengua mientras son pronunciadas. Para
conseguir tal efecto, me veo obligada a vomitar mis palabras tras una
maceración tan tormentosa que me deja las tripas revueltas y el cuerpo cortado
durante algunos días. Y, sin embargo, disfruto haciéndolo.
Soy una puta creativa, no por ingenio, no por un don
inusitado que me permite poner en práctica todo lo que imagino, no. Soy una
puta creativa como resultado de un
proceso de adaptación al medio.
Vivimos en una época en la que la mayoría de las personas ya
no tienen tiempo para leer (o eso creen ellas) y prefieren escarceos puntuales con
los textos.
Somos insectos estúpidos pegados a diario esas mismas redes
que supuestamente nos comunican y conectan a todos y entre todos. Tan pardillos
como el mismísimo Peter Parker, no nos damos cuenta de que nos salen esas redes
de las muñecas nada más levantarnos porque, aún con los ojos pegados, anhelamos
conectarnos al mundo como si durante esas
horas de sueño el Universo hubiera empezado a contraerse y resquebrajarse
aprovechando nuestra desconexión.
Ya no sabemos vivir sin el rostro manchado por todo el
contenido que nos escupen a la cara las pantallas que son como el pan y el agua
de nuestro día a día.
Ahora bien, ¿cómo comunicar en un mundo saturado de
información? Da igual que escribas relatos o historias noveladas, que firmes
una noticia o un anuncio publicitario. Tienes que partir de la base de que a
nadie le importa lo que has escrito, de que tienes que dar algún motivo para
que alguien escoja fijarse en tu texto entre las toneladas que le llegan por
segundos.
Cuando me conecto a Twitter por las mañanas puedo no ver el
originalísimo tweet mañanero dando los buenos días de alguno de mis conocidos, aunque lo hayan escrito menos de cinco
minutos antes de mi conexión porque en ese lapso de tiempo ya se ha perdido
entre otros tantos de la gente a la que sigo. Es como lanzar un globo al aire,
o alguien lo caza al vuelo o está perdido irremediablemente.
Si tu trabajo depende de que cacen ese globo, sea como sea,
eres capaz de recurrir a cualquier ardid. ¿Qué hago yo? Ser puta, muy puta,
escribiendo: en el título dejo ver mis sugerentes curvas y, en cuanto se
acercan un poco, me abro de piernas en el primer párrafo.
Como no olvido el poco tiempo del que dispongo para mantener
la atención de mi receptor, me ahorro todos los preliminares y actúo en frío.
Pese a que tal afirmación escandalizaría a mi madre, no me
siento indigna por mi promiscua escritura. Renovarse o morir. Adecuarse al
contexto que dirían mis antiguas profesoras de Lengua. Esta situación,
paradójicamente, saca mi lado más creativo; cada cosa que escribo requiere de
un sobreesfuerzo. Tengo que ver la realidad desde perspectivas distintas para
sorprender. Nunca olvido que lo más importante es que mi visión esté bien regulada
para cada trabajo, por eso tengo montones de gafapastas de todos los modelos.
Mis favoritas son unas de la marca Sarcasmo que no me quito ni para dormir.
Aunque si tuviera que escribir para niños no dudaría en ponerme unas gafas de
pedagoga y mi vocabulario sería puro algodón de azúcar. Soy muy flexible.
Te contaría más sobre lo que hago pero sé cómo funciona mi
oficio: al superar las seiscientas palabras ya solo me queda de tregua una
frase antes de que te aburra y te vayas. Siendo así, prefiero dejarte con las
ganas de un nuevo encuentro.
*Publicado en el periódico EL COTIDIANO
Me ha gustado mucho tu texto Eva, muy cierto, muchas veces somos unas putas de las palabras! Jaja
ResponderEliminarCreo que me guardaré tu reflexión para cuando escriba.
Muy buena pinta tiene tu blog :) Te sigo para darte un empujón que nunca viene mal. Yo ya llevo con el mío dos años (aunque en mi caso es cultural) y es como mi bebe, así que mucho animo que va estupendo!
Abrazos y nos vemos por El Cotidiano! :)
Muchas gracias, Lucía, gratifica saber que hay quien te lee y a quien le gusta lo que escribes pese a lo promiscua que sea tu pluma jejej
ResponderEliminarMi blog aún es un retoño que recién ha visto la luz pero gracias también por tu ánimo. Espero que me crezca sano y pronto esté dando los primeros pasos.
Tienes una seguidora más de tu bebé, he visto que es de lo más variado. Me gusta mucho. Le seguiré las andanzas ;)
Un abrazo y lo dicho, nos leemos por El Cotidiano y a través de nuestra descendencia escrita.
Muchas gracias por seguirme ^^ Y aun más porque te haya gustado :D Me alegra mucho
EliminarPues ya verás como merece muchísimo la pena el proyecto del blog, a veces es un poco tedioso pero es algo tuyo donde pones lo que te sale del pie, y donde puedes ser todo lo promiscua que quieras jaja
Nos leemos ;) Abrazos