Ya lo he
dicho muchas veces, rastrear el origen de un plato, a menudo, supone encontrar
multitud de versiones más o menos disparatadas de distintas regiones intentando
agenciarse la autoría de un clásico culinario. Aunque es cierto que este
ejercicio siempre termina siendo muy divertido e ilustrativo.
Hoy te
traigo la receta de un postre italiano muy conocido, el tiramisú, y pese a que
podría haber elegido hablarte de varias versiones acerca de sus orígenes yo he
preferido contarte la leyenda más promiscua del tiramisú porque , como bien
sabes, me preocupo mucho por el postureo cultureta de las charlas entre amigos
y me gusta darte siempre información de esa que ameniza veladas. Espero que
esta te sirva aunque sea para echarte unas risas o para aplicarte la receta si
lo necesitas, que nunca se sabe…
Cuenta
la leyenda que el tiramisú, ambrosía echa postre de cuchara, nació no hace
tanto, allá por mediados del siglo pasado, en el Este de Italia, en la región
del Véneto. Se dice, además, que fue creado en los burdeles donde la maîtresse
ofrecía tanto a los clientes como a sus pupilas este dulce con sugerentes
palabras, «Anda, toma cariño, que te doy
una cosa que “te tira su”». “Te tira
su” vendría a significar algo así como “tentempié” pero no de ese que te tomas
a media mañana para hacer tiempo hasta la hora del almuerzo, qué va, sino más como un reconstituyente que te mantiene
en pie, literalmente, por mucha actividad física que tengas que hacer.
Al parecer, la receta primigenia
no llevaba ni nata ni mascarpone que son los que le dan consistencia al manjar
pero, a cambio, lo hacen mucho más indigesto y pesado. Al principio era más un
rico aporte de glúcidos y cafeína que te daba el vigor necesario para las artes
amatorias.
Si del origen del tiramisú te puedes
encontrar versiones para todos los gustos, con la receta en sí sucede lo mismo.
Yo hoy te traigo la receta que hacemos en casa que es muy buena para hacer un
tiramisú tipo tarta consistente. Si quieres hacer un tiramisú más líquido para
presentarlo en una copa entonces tendrías que optar por una receta con menos
nata y más huevos. Pero como en mi casa somos muy fanáticos de las tartas y
como esta receta está que quita el sentío he decidido traértela. Anótala
porque, de seguro, te va a gustar mucho.
Los ingredientes que necesitas
son 500 gr. de queso mascarpone, 2 huevos, 250 ml. de café negro, 500 gr. de
nata para montar, 500 gr. de bizcocho de soletilla, 50 gr. de azúcar blanco,
cacao en polvo, una pizca de sal y un chorrito de brandi.
Esta
receta tiene muchos pasos pero no es complicada.
Separa las claras de las yemas de los huevos.
Luego, bate las yemas junto con el azúcar. Una vez batidas agrega el queso
mascarpone y sigue batiendo hasta integrarlo. Por otra parte, monta las claras
con una pizca de sal. Después, monta también la nata. Y termina el relleno
integrando las tres mezclas, primero las yemas con la nata montada y, por
último, las claras montadas.
Para montar la tarta, moja los
bizcochos de soletilla en el café con el chorrito de brandi y pon una capa
sobre el molde que hayas elegido para la tarta. Cubre con una capa generosa de
la mezcla que has preparado antes, vuelve a poner otra tanda de bizcochos de
soletilla y repite el proceso.
Opcionalmente, puedes echar cacao
en polvo entre capa y capa. Si eres muy amante del chocolate más que una opción
es una recomendación importante.
Con estas cantidades te da para
dos capas de bizcocho de soletilla y dos de crema, si utilizas un molde como el
mío de 22 cm de diámetro.
Deja enfriar el tiramisú mínimo
seis horas en la nevera. Cuando lo vayas a servir espolvorea cacao por la
superficie y listo.
Es un dulce que está de vicio
pero no tendrás que ir a un burdel para probarlo.
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