El inglés es la piedra en el zapato de muchos españoles. Vaya, que nos trae by the street of
bitterness. Eso sí, optimistas somos un rato; todos ponemos en nuestros currículos que
tenemos un nivel de inglés medio: medio-idiota, a lo Ana Botella pero menos
pretencioso.
La
mayoría hemos malgastado, durante años, tres horas a la semana —primero en el
colegio y después en el instituto— en soporíferas clases de inglés. Salvo
honrosas excepciones, nos lo enseñaban mal. Memorizábamos infumables listas de
verbos y un poco de vocabulario. No se le daba importancia a la pronunciación, como
si solo fuéramos a comunicarnos por correspondencia. Luego, las pocas veces que
viajamos algún amigo o el idioma universal de los gestos nos sacaron del apuro
y… Lo fuimos dejando.
Ahora algunos
venderíamos nuestra alma al diablo —o un riñón, los más pragmáticos— por aprender a hablar inglés rápido y sin complicarnos mucho la vida.
¡Menuda panacea! Como si eso
fuera posible… ¿O acaso lo es?
En las
librerías podemos encontrar montones de libros con títulos golosones del tipo
«Aprende inglés con mil palabras». Aunque el libro con el título más sugerente
me lo encontré hace unos días en la estantería de la casa de una amiga: «Aprende inglés en 7 días».
Sinceramente,
de haberme encontrado con esta “joya” en una librería, la hubiera mirado con
desprecio y le hubiera dado la chapa al primero con el que me cruzara sobre la
publicidad engañosa y todas las cosas que aprendí, no en mis años de
Universidad, sino un poco antes, en mi tierna edad del pavo cuando padecía
insomnio y todavía no había llegado Internet a todos los hogares por lo que me
vi obligada a pasar muchas madrugadas acompañada de la Teletienda.
La
Teletienda es una parte de mi pasado que me ha curtido mucho. True story.
No obstante, como en esta ocasión
no tenía que pagar nothing de nothing por el libro ya que mi amiga se ofreció a
dejármelo, y por aquello de la atracción irresistible que ofrece todo aquello
que it’s free, le di una tregua y me lo llevé a casa. Sin mucho convencimiento,
dicho sea de paso. Ni si quiera mi amiga pudo darme una opinión del libro porque no lo había leído.
Lo
primero que hice fue investigar al autor:
Ramón Campayo. Confieso que no había oído antes su nombre. Por lo visto el
hombre es toda una eminencia en el campo de la memorización. Es más, justo esta
semana, Ramón Campayo ha batido en Madrid el récord mundial de memorización con
números binarios. Por otro lado, descubrí, también, que ha publicado libros de
esos con tufillo a tomadura de pelo que emana desde las solapas y que fastidia en
la nariz nada más abrirlos, muy en línea, claro está, con el libro que me había
prestado mi amiga. Títulos como «Aprende un idioma en 7 días» —el que sea, sí, ¡with
two balls!— y «Desarrolla una mente prodigiosa», por poner un par de ejemplos.
Por supuesto, en su no muy grande pero sí peculiar colección incluye el título
«Aprende alemán en 7 días», ya que en una entrevista ha llegado a fardar de haber
aprendido a hablar alemán en poco más de una hora, durante un vuelo. Ojiplática
me quedé al leer la entrevista.
El libro, según dice en la sinopsis,
que es una fuente fiabilísima para conocer el contenido de un ejemplar, es una adaptación al inglés del “renovador
método” de Ramón Campayo para aprender un idioma. Ojeándolo pude ver que lo
que ofrecía eran unas tablas para
memorizar una importante cantidad de palabras usando reglas nemotécnicas.
He de
reconocer que soy muy fan de las reglas nemotécnicas desde mucho antes de saber
cómo se llamaban, desde mucho antes de, tan si quiera, sospechar que la forma
tan aparentemente absurda que tenía yo de memorizar las cosas que sabía que iba
a vomitar en un examen y olvidar para siempre era una conocida técnica para
desarrollar la memoria. Por lo que, pese a la desconfianza que me generaba el autor,
el método me atraía muchísimo. Entonces me dije… why not? Tampoco tenía mucho
que perder. Más que mi tiempo.
Después
de haber estado días intentando digerir el libro y que la digestión se me haya
hecho de lo más pesada, puedo concluir afirmando que el libro es una
alternativa más o menos buena para quién no tiene ninguna base de inglés, pero
para quién tiene unas mínimas nociones yo lo retitularía como «Desaprender inglés en 7 días».
El libro de Ramón Campayo resulta
confuso en cuanto a las ideas que da sobre la pronunciación de las
palabras. En cada tabla incluye una pronunciación aproximada de la palabra pero
partiendo de la base de que, por ejemplo, asegura que la “y” en inglés se
pronuncia como la “ll” argentina. Es la primera vez que escucho/leo eso. Y da
tan pocas nociones buenas o malas sobre pronunciación que al final hay un
abismo de sonidos que no se mencionan y que el lector, por fuerza, ha de
inventar.
Aunque,
lo que a mí más me fastidia es que las
reglas nemotécnicas de Ramón Campoy no ofrecen un patrón claro. Me explico.
Las tablas incluyen cuatro columnas: la palabra en inglés, la pronunciación
aproximada, la traducción en español y la frase para memorizar la palabra en
inglés. El problema está en que a la hora de buscar la asociación de ideas con
las que formar la frase a memorizar, el señor Campoy recurre, unas veces, a la
pronunciación aproximada de la palabra. Y otras veces, cuando se tercia, Campoy
recurre a la escritura literal de la palabra en inglés. Siendo así, al no haber
un patrón claro, es fácil que uno se haga un lío al memorizar. Por no hablar de
lo absurdas que son estas frases.
Es verdad
que la asociación de ideas para formar la frase no tiene por qué estar basada
tanto en la lógica como en la facilidad de memorización. La frase tiene que ser
corta y fácil de memorizar, esa es o debería ser la idea. Y si al menos
«Aprende inglés en 7 días» ofreciera eso podríamos hablar de que el libro tiene
un valor. El valor de quitarte tiempo en marearte buscando frases que te ayuden
a memorizar. Pero no es el caso. Cualquier persona con un poco de ingenio puede
idear mejores frases que las del “renovador método” y mucho más efectivas
porque si la asociación de ideas parte de nosotros, de seguro, la recordaremos
con mayor facilidad que a una asociación absurda inventada por otra persona.
Por poner un ejemplo. Esta es la
genial frase que se le ha ocurrido a todo un portento de la memoria —si es que
el libro lo ha escrito realmente Ramón Campoy— para que memoricemos la palabra “worse”.
A ver quién es el portento que encuentra el sentido en esa
asociación de ideas y, lo más importante, si ha recurrido a la asociación en
cuanto a la palabra escrita o a su pronunciación. Estoy convencida de que hasta
a Ana Botella le chirriaría escuchar a alguien que pronuncia “peor” en inglés
como “vos” en argentino. Y este es solo uno de los muchos atentados a esta
lengua germana que se pueden encontrar en un libro que, paradójicamente, ha
sido todo un éxito en ventas.
Esos sí, el libro ofrece todo un método, no solo tablas. Of
course! Un método de estudio que consiste básicamente en repasar las tablas,
grabarte leyéndolas y aprender sencillas frases que si bien es verdad que son
necesarias al llegar, tampoco te permiten desenvolverte más allá de los
primeros pasos o un breve viaje como turista a un lugar país de habla inglesa.
Hay un detalle muy divertido en el fabuloso y novedoso
método de Campoy y es que nos recomienda, para no complicarnos mucho la vida,
hablar como Tarzán.
Para muestra, otro botón. He aquí un párrafo del quinto día
de práctica. Día en el que se supone que el alumno ya ha de estar avanzado.
Pero, sin lugar a dudas, lo más aberrante del libro es que
no trae un solo CD de audio. Ramón Campoy pretende que aprendamos un idioma sin
escuchar a ningún nativo hablarlo. Really? Are you fucking kidding me, señor Campoy?
Llegados a este punto y para no tener que cambiarle el
título a mi artículo y dejarlo en «CÓMO no APRENDER INGLÉS EN 7 DÍAS», prefiero
terminar con una particular aportación para aquellos que entraron a leer este
artículo seducidos por el dulce néctar de un título pretencioso pero que no
dejaron de leerme ni cuando empecé a despotricar sobre uno más de los tantos
libros que hay para aprender inglés. Esos han de tener verdadero interés por
aprender la lengua que muchos tenemos atravesada y se merecen una compensación.
He aquí lo que yo le recomendaría a alguien que quiera aprender
a hablar inglés de verdad, no al estilo de Tarzán.
7 consejos para
aprender inglés (en algo más de 7 días)
1. Vuelve a ver dibujos animados.
Probablemente nunca hayas dejado de ver dibujos animados.
The Simpsons, American Dad y ese tipo de series que gustan tanto a pequeños
como a mayores, sobre todo mayores. Pero ahora tendrás que empezar por algo más…
light. Te recomiendo empezar por Peppa Pig, por ejemplo. Esa cerdita
envidiosona y su pequeño hermano obsesionado con los dinosaurios son un buen
comienzo para aprender inglés. Para eso o para empezar una extraña afición a
los charcos de barro.
En este canal de youtube puedes encontrar muchos episodios
subtitulados.
Si te costara entenderlos al principio siempre puedes
recurrir a la cansina de Dora la Exploradora. No obstante, estoy convencida de
que a poco que le eches ganas y tiempo pasarás rápido de Peppa Pig, Caillou y
ese tipo de dibujos animados y podrás adentrarte en el surrealista mundo de
Adventure Time.
2. Súmate al fenómeno youtuber
Hazte fan de youtubers americanos o ingleses. Tienes muchos
para elegir. Seguro que ya sigues a más de un youtuber o gameplayer español al
que le dedicas no poco tiempo semanal viendo sus vídeos. Perfect. Ahora
rentabiliza ese frikismo encauzándolo a youtubers de habla inglesa.
Para comenzar te recomiendo un youtuber que ha tenido el
nada desdeñable detalle de subtitular sus vídeos en español: Tyler Oakley. Su gesto te facilitará
mucho la labor al principio para empezar a hacer el oído. Es un chico muy
particular y excéntrico que ha llegado hasta a entrevistar a Michelle Obama.
Por dejar más sugerencias… Si eres una chica de lo más chic
puedes empezar a seguir a Zoella.
Aunque si te cuesta entenderla tienes a Lana/Lanita. Con un
canal en inglés y otro en español, respectivamente, en el que ofrece
exactamente el mismo contenido.
También puedes suscribirte o empezar a seguir a otro canal
que, probablemente, ya conoces porque uno de sus vídeos se hizo viral no hace
mucho. Me estoy refiriendo a JackGap.
3. Hazte fan de Jimmy Fallon
Es un consejo muy concreto pero bueno. Créeme. Te echarás
unas risas y podrás ver entrevistas épicas a famosos. Jimmy Fallon es un puto crack. Hasta Nicole Kidman sucumbió a sus encantos.
4. Trastea Internet.
Yes, honey. Hay muchas páginas en Internet para aprender con
ejercicios, vocabulario y lecciones para aprender inglés. Y son gratis. Así que
ya puedes invertir mejor el tiempo que dedicas a pasar de una página a otra
y que, ahora, al menos te sirva para
aprender inglés.
«La mansión del inglés» es de las páginas más completas que
encontrarás.
5.Amigos ingleses.
Lo ideal es tener con quién practicar inglés. Hay bares en los que se hacen quedadas para
conocer a gente y practicar otros idiomas. O esa es al menos la teoría. Siempre
hay quién más que un amigo busca un affair. Sin embargo, si eres tímido/a para
esos menesteres, siempre puedes ver los vídeos de esta curiosa pareja —ella española
y él inglés— que tiene un canal en youtube en el que enseñan inglés: Amigos
Ingleses.
6. Traduce canciones.
Vuelve a tu época de adolescente y ponte a traducir
canciones, pero esta vez no para dejar indirectas en las redes sociales, sino
para continuar con tu aprendizaje. Puedes empezar por canciones de The Beatles.
Y con tiempo, con mucho tiempo y paciencia, atreverte a las
letras bukowskianas y la voz carrasposa de Tom Waits.
A medio camino también puedes escuchar alguna canción con letraza motivadora. Como esta de Bruce Springsteen.
O entender por primera vez algún clásico ochentero. Estos
último quizá sea contraproducente si descubres que llevas años destrozando un
temazo cuando lo tarareabas envalentonado en alguna fiesta con las venas
aliñadas de puro alcohol.
7. Cómprate un libro.
Un libro que te pueda enseñar algo de gramática. Por pesado
que parezca, es ineludible adquirir unas nociones de gramática para aprender un idioma. Cómprate un libro
genérico o un libro específico para preparar algún nivel concreto si te quieres
presentar a un examen oficial. Pero esta vez, cómprate un libro bueno de verdad, no
un engañabobos. No se aprende inglés, ni ningún otro idioma, en 7 días.
NOTA JULIO DE 2017
Me alegra mucho ver el continuo aluvión de visitas que están recibiendo a diario esta entrada y la de Cómo prepararte el DELF. Por eso, y pese a que en los últimos tiempos he tenido algo abandonado el blog, me gustaría que en los comentarios me dejarais vuestras experiencias, cómo habéis llegado hasta aquí, si os han servido o no estos consejos y si os apetecerían que publicara otras entradas explicando, por ejemplo, cómo preparar los examenes PET y FIRST DE CAMBRIDGE.
Me ha gustado el artículo, claro, conciso y con muchos ejemplos para aprender inglés de forma rápida justo lo que estaba buscando, gracias por compartir
ResponderEliminarUnas formas sencilla y muy divertidas de aprender inglés ya que al final aprender mientras nos divertimos es de las maneras más optimas de hacerlo, me las apunto
ResponderEliminarHola, únicamente decirte que en los últimos párrafos has confundido el apellido de Ramón, es Ramón Campayo, no Campoy.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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