Como cada año por estas fechas, es junio. Lo sé, acabo de
hacerte un descubrimiento pasmoso.
Hace veintisiete años, la tarde lluviosa de un lunes trece
de junio decidí dejarme caer por estos lares. Dicen que lo de venir al mundo lo
había ido demorando durante casi dos semanas. Pero no debí programar muy bien
mi viaje de llegada porque la cosa se complicó y por poco le doy un billete de
ida y sin retorno a la que me había estado alimentando durante poco más de nueve
meses. Hubiera sido un detalle muy feo por mi parte. Al final, a Dios gracias,
no la lié tan parda.
Desde que nací, tengo una espinita clavada: me hubiera
encantado que en vez de lunes hubiera sido martes trece. Siempre he tenido la manía de ser contrasupersticiosa. Sí, me acabo
de inventar la palabra. Me explico. Me dan suerte los martes trece, de hecho, hace
relativamente poco elegí ese día para meterme en un quirófano y todo salió bien.
Me gusta el color amarillo y creo que hay pocos detalles más románticos que
recibir flores amarillas. Los gatos negros me parecen felinos la mar de
elegantes. Derramar sal es de lo poco que no me quita el sueño. Y cuando me encuentro
con una escalera paso por debajo de ella —bueno, esto último es broma, tampoco
soy tan temeraria—.
Me remonto a mis orígenes y te revelo algunos detalles
absurdos de mi personalidad para
explicarte que en este mes en el que cumplo años, al igual que el año pasado, aprovechando
la ocasión y/o la excusa, te voy a traer un par de recetas estupendas para preparar
en celebraciones de cumpleaños veraniegos.
Mi primera propuesta es un entrante. El que te traje el año
pasado consistía en un pastel de sándwich
que en mi casa preparamos a menudo haya o no algo que festejar porque nos
encanta.
En esta ocasión te traigo un entrante igualmente resultón y
riquísimo: bombones de kikos y jamón.
Los ingredientes
que necesitas son 250 gr. de queso de untar (tipo Philadelphia o similar), 50
gr. de jamón serrano, 70 gr. de Kikos y pimienta.
Para empezar a elaborar
estos bombones salados, tritura el jamón y mézclalo con el queso y un poco de
pimienta al gusto. Guarda la mezcla en la nevera durante al menos 15 minutos
para que coja consistencia.
Mientras, tritura los kikos. Intenta que te queden trozos
pequeñitos pero no los hagas polvo.
Pasados los 15 minutos saca la mezcla de la nevera y ve
cogiendo porciones ayudado de dos cucharillas. Como si fueras a hacer
croquetas. Luego, empana estas porciones con los kikos triturados y dale forma
de bolas.
¡Y listo! Esta, sin duda, es la receta más sencilla que de
todas las que te he traído hasta el momento. Además es bastante original por lo
que seguro sorprendes a tus invitados y así sentirán el deber moral de
agasajarte mucho en tu día. Está todo pensado.
La única recomendación que te doy es que empanes estos
deliciosos bombones salados justo en el momento de servirlos para que los kikos
estén crujientes. Ni se te ocurra hacerlos y guardarlos durante horas en la
nevera o perderán la particular textura que le da ese toque tan especial a
estos bombones.
El empanado con kikos es una idea muy creativa que le da un
toque diferente a recetas tradicionales como el pollo empanado. He ahí un buen
consejo. Pruébalo.
En la próxima entrega te traeré la receta de mi tarta de
cumpleaños. Este año he decidido preparar una tarta tradicional pero en su
versión más fresca y digestiva, ideal para la época del año en la que estamos. ¡No
te la pierdas!
Que buenoooos, he visto tu blog en el grupo de recetas de andar por casa, donde soy una de las administradoras. Sigo tu pagina de face y ahora tu blog, te invito a que visites mi pagina de face y mi blog y si te gustan me sigas besitos
ResponderEliminarMuchas gracias, María José. Me dejaré caer por ambos. Un saludo ;)
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