viernes, 27 de febrero de 2015

CÓMO APRENDER INGLÉS EN 7 DÍAS


El inglés es la piedra en el zapato de muchos españoles. Vaya, que nos trae by the street of bitterness. Eso sí, optimistas somos un rato;  todos ponemos en nuestros currículos que tenemos un nivel de inglés medio: medio-idiota, a lo Ana Botella pero menos pretencioso.

La mayoría hemos malgastado, durante años, tres horas a la semana —primero en el colegio y después en el instituto— en soporíferas clases de inglés. Salvo honrosas excepciones, nos lo enseñaban mal. Memorizábamos infumables listas de verbos y un poco de vocabulario. No se le daba importancia a la pronunciación, como si solo fuéramos a comunicarnos por correspondencia. Luego, las pocas veces que viajamos algún amigo o el idioma universal de los gestos nos sacaron del apuro y… Lo fuimos dejando.

Ahora algunos venderíamos nuestra alma al diablo —o un riñón, los más pragmáticos— por aprender a hablar inglés rápido y sin complicarnos mucho la vida.

¡Menuda panacea! Como si eso fuera posible… ¿O acaso lo es?

En las librerías podemos encontrar montones de libros con títulos golosones del tipo «Aprende inglés con mil palabras». Aunque el libro con el título más sugerente me lo encontré hace unos días en la estantería de la casa de una amiga: «Aprende inglés en 7 días».

lunes, 16 de febrero de 2015

PASTELA DE POLLO: TARTA PARECE, UN DULCE NO ES.



         Tarta parece, un dulce no es. Aunque dulce está. Con este trabalenguas te presento a un clásico de la cocina marroquí: la pastela.
A mí me chifla la combinación de lo dulce y lo salado en la cocina árabe.
Además, en Andalucía, nuestra repostería tiene mucha influencia de la gastronomía de Al-Andalus y no veo por qué no podemos acercar un poco más nuestra gastronomía en general a esas no tan remotas raíces.

martes, 3 de febrero de 2015

LLÁMALO BUDIN O PUDIN DE CHOCOLATE, PERO EL PAN DE AYER NO LO VUELVAS A TIRAR.



Para predecir el pan que se va a comer en una casa un determinado día es necesario tener, por lo menos, un máster en artes adivinatorias. No hay forma de acertar. El día que compras varias piezas a nadie se le antoja comer pan. Y el día que no compras ninguna, todos venderían su alma al diablo por un mendrugo. Eso es así.

Muchas veces sueles recurrir, no lo niegues, a aquello de “mejor que sobre a que falte”, pero al día siguiente te encuentras con que o te das un festín de tostadas o tienes que tirar bastante pan. Y eso da pena. Y es un derroche.