Siempre que se acerca el ocaso del verano en mi casa tenemos
un problemón: una superproducción de manzanas. Para no desaprovecharlas,
hacemos con ellas dulces, como la tartade manzana con cobertura de chocolate que te traje el año pasado por estas
fechas. A veces, también, agregamos manzana a algunas ensaladas, como la famosa
Coleslaw que te enseñé a hacer en su
día. Este año, además, nos ha dado por cocinar apple crumbles, es decir,
crumbles de manzana. A mí me vician.
El crumble es un pastel de frutas recubierto con una masa
crujiente. Si hay algo que me chifla, además de su sabor y su textura es el
origen de esta receta. Tan delicioso
dulce hunde sus raíces en la Inglaterra de la Segunda Guerra Mundial. El
cramble fue una de esas recetas que nació como resultado del ingenio necesario
para subsistir en la época del racionamiento ya que es un postre barato y para
el que se necesita poca harina.
Hoy día se ha convertido en un postre o dulce muy típico del
otoño y que se realiza con varias frutas: manzanas, cerezas, peras, moras…
Aunque el apple crumble es la versión más conocida.
Los ingredientes
que necesitas para preparar este crumble son 160 gr. de harina, 175 gr. de
mantequilla, 100 gr. de azúcar, 4 manzanas y una cucharada de canela.
En cuanto a la elaboración,
lo primero que tienes que hacer es mezclar 100 gr. de mantequilla, junto con la
harina, el azúcar y la canela y refrigerar esa masa.
Mientras tanto, pela las manzanas y córtalas en cuadraditos
pequeños. Pon a derretir 75 gr. de mantequilla, añade las manzanas y cocínalas
a fuego medio durante 10 minutos.
Cuando las manzanas estén ya hechas, repártelas en varios
tarritos pequeños o pon todos los trocitos en un recipiente mediano como el de
la foto.
Después, saca del frigorífico la masa que hiciste antes y
ponla por encima de las manzanas. Para finalizar, mete el o los recipientes en
el horno a 180º durante 10 minutos aproximadamente. Y listo.
El contraste de sabor y texturas entre la manzana asada y la
capa crujiente de arriba que recuerda a una galleta es espectacular.
Se puede comer tibio o frio. Si quieres posturear un poco o
darle un toque más especial, se le puede acompañar de una crema inglesa o una
bola de helado. ¿Se te ocurre una mejor y más deliciosa forma de aprovechar las
manzanas?
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