miércoles, 30 de julio de 2014

YO Y LAS ZORRAS DE MIS AMIGAS

CAPÍTULO 1: SIN HEROÍSMOS, POR FAVOR.


humor blogonovela

* En la imgen, Urss, una servidora e Irina, respectivamente.


Yo y las zorras de mis amigas somos mujeres modernas y muy profundas de las que usan mascarilla después del champú, saben que la keratina aclara los tintes y leen libros que nunca han sido Bestseller. Además, cuando quedamos, reflexionamos sobre cosas de la vida y hacemos fotos a la comida pero solo las subimos a Facebook, Twitter o Instagram, nada de Pinterest, no somos de esas.

Mis amigas zorras se llaman Irina y Urss. En realidad, tengo más amigas, pero no son zorras, o lo son  con otra acepción del concepto. Ya me entienden.


Urss y yo somos andaluzas de pura cepa, de las  que de niña alimentaron con biberones de gazpacho y de las que jamás dirían que hace calor si el termómetro no supera los 40º. Las dos somos sevillanas, aunque yo soy de un pueblo y ella de la ciudad. En realidad, Urss vive en un barrio a las afueras de Sevilla ubicado en un estratégico enclave entre dos clubs de alterne pero, si le preguntas, le encanta remarcar que no es de pueblo. Yo, a veces, hago como hacen las buenas amigas: disfruto sacándola de quicio y le recuerdo que hay más distancia de su barrio al centro de Sevilla que de su barrio al pueblo más cercano. Ella le pega una patada a la piedra que le lanzo argumentando que eso no importa, que lo que importa es que, si quisiera, podría ir de su barrio al centro de Sevilla en bicicleta, aunque para ello tardara casi una hora. Urss considera que eres digno de estar empadronado en cualquier Ayuntamiento al que puedas llegar en bicicleta, independientemente de dónde esté ubicado tu lugar de residencia. Imaginaos las posibilidades que se  le abrirían a Lance Armstrong si esta teoría prosperara…

Urss, además, adora a Sevilla y es tan ombliguista que moriría de desnutrición si alguien le cortara el cordón umbilical que le une a su placenta hispalense.

Irina no es andaluza, la pobre nació de Despeñaperros para arriba, concretamente en la capital y, claro, no es lo mismo. Ella siempre anda en sus movidas y a veces la idiosincrasia andaluza le hace petar (es un verbo nuevo que me ha enseñado y que viene a significar algo así como “me agobia que te  cagas”).

Irina lleva dos años viviendo en Sevilla, llegó aquí por el trabajo del marido y pronto se asentó en una población sevillana de esas sin alma que se ubican en los extrarradios de las ciudades y suelen servir de dormitorio. Allí todas las casas y todas las calles son iguales. La deshumanización del entorno le recuerda un poco más a su tierra pero con menos estrés, eso le gusta.

En todo este tiempo, Irina ha intentado integrarse en nuestra tierra, hasta se compró, el año pasado, un traje de flamenca y se plantó en la feria con él puesto. Lo pasó mal y la lió parda, todo en uno. Esa es una de esas historias que hay que contar con detenimiento, recreándose en los detalles, quizá algún día lo haga. El caso es que este año Irina no ha tenido los ovarios para ponerse el traje y mira que ella es una chunga madrileña de armas tomar de las que puedes incitar a hacer cualquier cosa, repito, cualquier cosa, con un solo “no hay huevos” y aunque ella, por su condición biológica, ande escasa de eso, se lo toma, en su caso, muy a pecho y hace lo que le propongas. Yo creo que iba para hombre y se quedó en madrileña. Eso sí, ella compensa esa faceta masculina derrochando feminidad cuando se contonea al andar, ¡lo cortés no quita lo valiente!

El problema es que con contoneo o sin él, pareciera que lleva un cartel en la frente que la delata; no pasaría por andaluza ni aunque se tiñese de morena, se pusiera un lunar en la cara y se pasara el día tocando las palmas.

Y yo… Yo no podría definirme porque hablar bien de una queda muy feo o eso dicen.  Yo solo diré, aunque la frase ya la tengo manida, que vivo en un pueblo por cuyas arterias corre jugo de tomate, sin embargo, a mí lo mismo me da, me siento tan arraigada a este lugar como si viviera en otro con arterias bañadas de vino, vinagre o cualquier otra ambrosía líquida. Insisto, y los que me rodean parecen conformes con la idea, en que yo parezco haber sido criada en una galaxia lejana o, al menos, en otro país, pero eso es todo de boquilla; a veces,  muchas veces, me descubro, cuando nadie me oye, negando con un “no ni ná” y ahí se acaba todo mi paripé.

Irina, hace unos meses, me habló de un texto de Carver que yo acabo de leer antes de ponerme a escribir esta chorrada que habré de colgar en mi blog porque eso de redactar para que nadie te lea no va mucho conmigo y ya se me pasó la edad de escribir diarios. El caso es que, en ese texto, Carver comenta una fotografía que le tomaron junto con Tobias Wolff y Richard Ford, ¡menudos tres personajes!, y deja claro lo que él entiende por amistad. «¿Elegiría, suponiendo que tuviera que elegir, una vida de pobreza y enfermedades si fuera el único modo de conservar los amigos que tengo? No. ¿Dejaría mi sitio en el bote salvavidas y me enfrentaría a la muerte por alguno de mis amigos? No, sin heroísmos. Tampoco lo harían ellos por mí y no querría lo contrario. Nos comprendemos bien. En parte somos amigos porque comprendemos eso. Nos queremos, pero nos queremos a nosotros mismos un poco más».

Irina, Urss y yo, no tenemos una amistad convencional, no vamos diciendo por ahí que somos tan amigas que haríamos cualquier cosa la una por la otra. No somos hipócritas y eso garantiza la perpetuación de tan estrecho lazo tripartito. Urss, Irina y yo tenemos una amistad sincera como no puede haber otra: una amistad Carveriana.  Somos amigas, nos profesamos verdadero cariño y una gran estima, nos ayudamos las unas a las otras e intentamos estar cuando se nos necesita pero sin heroísmos, por favor.

*Si te ha gustado la presentación de semejantes tres "personajas", no te pierdas la siguiente entrega de esta sección, el miércoles 13 de agosto. Podrás leer sobre sus aventuras y desastres cotidianos y te sorprenderán con sus profundas, profundísimas, reflexiones de esas tan intensas que solo se tienen bajo la alcachofa de la ducha o comiendo pipas. ¡No faltes a la cita!

2 comentarios:

  1. Que buen 1º capitulo , me ha gustado mucho !! Impaciente espero los demás para leer sus historias , Esto promete !!

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  2. ¡Me alegra, Urss! Ya sabes, prontito vuelven estas chicas cargas de historias.

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